
Ciertamente el proceso migratorio es una montaña rusa. Hay días donde todo fluye sobre ruedas y otros, no tanto. Es cuestión de no tomar nada personal y tener el coraje de levantarse todos los días con el ánimo de hacer todo bien. Esa es la clave, pensamos nosotros.
Pero, lo que si podemos afirmar, es que esta experiencia de vida ha sido más que enriquecedora para nosotros. Déjennos contarles, como ha sido nuestro primer año aquí en Montreal. Allí les va: