¡Ya dieciocho (18) meses en Montreal! ¡Cómo pasa el tiempo volando! Ya llevamos año y medio
año de esta nueva aventura, que representa esperanza, fe y sobretodo,
¡paciencia!Debemos confesar que la vorágine del comienzo, donde todo era algo nuevo, ha disminuido bastante. Ya nos hemos asentado en la ciudad, ya somos parte de su dinámica. Nos sentimos cómodos, nos sentimos parte.
Sin embargo, es menester comentar como ha cambiado nuestra percepción luego de este largo trayecto. Y como es costumbre, vamos a detallarlo con lo que nos gusta, lo que no tanto y lo que nos parece curioso.

Aunque pudiera sonar poco relevante, una de las mayores incomodidades que hemos encontrado aquí en Canadá, es el tratamiento de los olores producto de la cocción de alimentos.
Una de las mayores preocupaciones que teníamos cuando empezamos a estudiar, fue de cómo íbamos a hacer cuando nos tocara redactar informes y/o trabajos en francés. Si bien es cierto que se nos da bien la escritura, no es menos cierto que a nivel universitario, la dificultad en cuanto a redacción y exposición de ideas, aumenta.
Durante la estación más fría del año, es común el uso de la calefacción para calentar las casas en Canadá. En ese sentido, podemos encontrar apartamentos donde el chauffage (a gas) está incluido en el precio del alquiler, pero hay otros, donde la calefacción es eléctrica y cuyos gastos de operación corren por cuenta del arrendatario.
Canadá es conocido por antonomasia como "país del primer mundo", y no es para menos. Todos los índices de desarrollo humano a nivel mundial avalan esa acepción. Ergo, mucha gente piensa que los canadienses son seres humanos que han alcanzado tal grado de madurez colectiva, que pasan de los problemas conductuales que tanto criticamos en nuestros países de origen.
Siempre que se habla del invierno, inexorablemente se relaciona al frío extremo. No obstante, existe una condición atmosférica que afecta aún más la salud que las gélidas temperaturas: la humedad.